La amistad puede nacer y crecer por una acción de voluntariado de acompañamiento telefónico, como les pasó Ricardo y a Javier

Ricardo (83 años) vive en Alcalá de Henares desde que era un niño. En abril de 2020, perdió a su esposa por COVID. Como tantas otras personas, no pudo ni despedirse de ella, ni celebrar su funeral como hubiera deseado. En aquellos momentos, en pleno estado de alarma y confinado, Ricardo experimentó que, junto al dolor inevitable de la pérdida de su esposa, se sumaba la angustia de no haber podido acompañarla y despedirla y además la soledad dentro de las cuatro paredes de su piso, tantos años compartido con ella.

Fue entonces cuando una persona del ámbito sanitario de su centro de Salud, le habló de Nadiesolo, de la labor de voluntariado de acompañamiento telefónico que se estaba haciendo desde nuestra Fundación. Ricardo llamó a Nadiesolo y expuso su caso.

Javier (68 años) voluntario de Nadiesolo, recibió la sugerencia de llamar por teléfono a Ricardo. Y no tardó en hacerlo, le llamó ese mismo día, por la tarde. Tras una sencilla presentación, se dispuso sobre todo a escucharle. La conversación salió fluida, enseguida surgieron recuerdos de su niñez que habían sido vividos de una manera muy similar, cuidado del ganado en el campo, siega de cereales, trilla…

En esta conversación y las que le siguieron diariamente, Ricardo compartió con Javier momentos de intensa emoción, a los que Javier respondió con comprensión, con un respetuoso silencio y con alguna frase consoladora. Sabía lo importante que era escuchar en esos momentos.

Pasados unos días, Javier escribía a su coordinador de Nadiesolo:

“He llamado a Ricardo todos los días. Le encuentro más animado. Estamos recorriendo en nuestras conversaciones experiencias desde que éramos niños. Nos reímos con frecuencia. Está muy agradecido. Te seguiré informando. Un abrazo.”   

Así pasaron varios meses y la amistad se fue consolidando, y fue creciendo el deseo de conocerse personalmente. Cuando las condiciones de salud lo permitieron, casi un año después, en febrero de 2021, Javier recorrió los 60 Km que le separan y por fin se encontraron en las calles de Alcalá de Henares.

Desde entonces se llaman 2 o 3 veces por semana. Siguen hablando de los temas que les unen, de su salud, de futbol (ambos son del Real Madrid), de sus gustos o recuerdos hasta ahora no comentados, de lo que van a comer y/o cenar, porque Ricardo se maneja muy bien en la cocina, aprendió de su esposa, que era una gran cocinera como él recuerda siempre.

Y de vez en cuando, Javier va a ver a Ricardo a Alcalá de Henares. Estuvo con Ricardo y sus tres hijos en el funeral por su esposa. Y Ricardo (que anda diariamente una media de 2/3 horas) ha iniciado a Javier en sus excursiones. La más reciente, ¡un recorrido de 16km!

Una amistad que nació con una llamada telefónica.